El autor, comentando un reciente período de fuerte desarrollo económico en España -que se centra en el quinquenio 1953/58- y la retracción subsiguiente para frenar la carrera de precios, afirma que es posible estabilizar sin retroceso, como se ha puesto de manifiesto en Italia, y también lo contrario, esto es, conservar una moneda sana y una situación financiera envidiable con pleno estancamiento económico. En este momento, en que la industria necesita alimentos y materias primas a precios internacionales que la agricultura no puede dar, pero a la vez precisa de un fuerte poder de compra en la población rural para continuar su desarrollo, no hay más solución que el sostenimiento de precio de los productos agrícolas más importantes; este sostenimiento, en contraposición con las consecuencias de la política del mismo estilo llevada a cabo en Estados Unidos, tiene un carácter temporal y puede irse dulcificando a medida que, por una extracción mayor de población campesina, la estructura agraria mejora y la industria se perfecciona. No obstante, estima difícil que la primera llegue a conseguir en Europa precios internacionales para productos vitales, ya que si así hubiera surgido la escisión entre "Mercado Común" y "Zona de Libre Cambio".
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