La figura de la Música prologa en cinco estrofas los cinco actos de la «favola» de L'Orfeo como un antiguo oráculo, sin el cual difícilmente hubiera podido iniciarse la narración de esta mágica «favola». Tal y como ocurre con el primer número de las Vespro, el prólogo de L'Orfeo dista mucho de ser un simple exordio retórico, según la disposición formal aristotélica de la tragedia que tanto Striggio como Monteverdi trataron, por otra parte, de evocar. La Música deviene el agente que insufla la vida a la «favola» mediante la «cetera d'or» de su aedo, el cual, dará la justa medida de su sonido a este canto tan elevado e inefable. La Música, oráculo de las Musas, expresa el estado original de su naturaleza olímpica: música y palabra son, en el Mundo Antiguo como en L'Orfeo, dos aspectos de un mismo verbum. Trataremos de comentar algunos aspectos simbólicos entre música y palabra, prestando atención a la presencia de la sección áurea y a la fineza de las subtilidades numéricas de que hizo gala Monteverdi, tanto en el Prologo de L'Orfeo (1607) como en el Domine ad adjuvandum me de las Vespro (1610).
Music figure prologues in five verses the five acts of the «favola» from Orfeo as an ancient oracle. Without it, it would have been hardly impossible to start the narration of this magic «favola». Just as it occurs with the Vespro's first number, the prologue from Orfeo is far from being a simple rhetorical exordium according to the formal Aristotelian layout of tragedy, which, on the other hand, both Striggio and Monteverdi intended to evoke. Music comes about the agent that gives life to the «favola» trough the poet's «cetera d'or» which will give the exact extent of its sound to this elevated and ineffable singing. Music, considered Muses' Oracle, expresses the original state of its Olympic nature: music and words are, in both Ancient World and Orfeo, two aspects of the same verbum. While paying attention to the appearance of the Golden Section and to the refined numeric subtlety which Monteverdi gloried in both Orfeo's Prologue (1607) and the Domine ad adjuvandum me from the Vespro (1610), we will try to compare some symbolic aspects between music and words.
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