Purcell analiza las posiciones más comunes en relación con el embargo comercial impuesto por los Estados Unidos a Cuba, en particular, la Ley Helms-Burton. Por un lado, hay quienes afirman que el embargo no ha cumplido su objetivo de derrocar al gobierno de Fidel Castro y proponen una política de compromiso constructivo. De levantarse el embargo, la sociedad cubana estaría en contacto con los valores estadounidenses y dejaría de creer a su propio gobierno, y la economía de la isla se diversificaría más. Por el otro lado, los partidarios de las sanciones consideran que el compromiso constructivo fortalecería de hecho a la dictadura cubana, al proveer al régimen de Castro de los recursos que necesita para sobrevivir y evitar así que el pueblo se levante en su contra. La autora señala que la apertura limitada de la economía cubana ha seguido a momentos de crisis y que, siempre que ésta ha funcionado bien, el gobierno de Castro ha emprendido aventuras en el extranjero perjudiciales para los intereses estadounidenses. Purcell anota que en última instancia es difícil evaluar cualquiera de las dos interpretaciones por la falta de datos confiables y porque la discusión está tan permeada por consideraciones ideológicas que, aun cuando los datos existieran, se llegaría a distintas conclusiones a partir de la misma información. Sin embargo, concluye que la Helms-Burton se mantendrá en el futuro previsible y que es poco probable que el presidente Bush relaje su posición con respecto a Cuba después del 11 de septiembre de 2001, dada la relación de Castro con las FARC y con el presidente de Venezuela. El embargo y la Helms-Burton no han tenido éxito en derrocar a Castro o en provocar un colapso económico en la isla, pero han contribuido a contener de manera constante al régimen cubano.
Purcell looks at the most common approaches to the U.S. embargo on Cuba, in particular the Helms-Burton Law. There are, first, those who argue that the embargo has failed in its goal of overthrowing Fidel Castro thus favoring a constructive engagement policy. If the embargo was to be lifted, the Cuban society would get to know U.S. values and would stop believing in its government. A further diversification of the Cuban economy would also follow. On the other hand, those in favor of sanctions believe that a constructive engagement would in fact strengthen the Cuban dictatorship, as it would provide Castro the resources to survive and prevent the Cuban people from rising up against his government. Purcell claims that each crisis in Cuban economy has been followed by a limited opening, whereas in times of good economic performance Castros government has embarked on foreign ventures against U.S. interests. According to Purcell it is ultimately problematic to evaluate these two approaches due to the fact that there is a lack of reliable data and, even if they were available, the debate is so deeply permeated by ideological concerns that the same set of data would lead to different conclusions. She considers, however, that the Helms-Burton Law will be maintained in the foreseeable future, and that president Bush is very unlikely to loosen his policy towards Cuba after September the 11th, 2001, given Castros links with both the FARC and the president of Venezuela. Both the embargo and the Helms-Burton Law have failed to overthrow Castro or produce an economic breakdown in the island, but they have served as permanent constraints against the Cuban regime.
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