La guerra entre España y Estados Unidos, que estalló en el verano de 1898 y tuvo como escenario a Cuba, Puerto Rico y Filipinas -las tres últimas posesiones españolas en América- fue un espectáculo que siguieron con pasión todos los países latinoamericanos. La antigua metrópoli, que ya para entonces había restablecido sus vínculos con las repúblicas hispanoamericanas, se enfrentaba a la nueva democracia imperial que surgía en los Estados Unidos a fines del siglo xix. México, país que por su vecindad fue casi un testigo presencial, vivió aquella guerra como si tuviera lugar en su propio territorio. Aquí también midieron sus fuerzas políticas e intelectuales los partidarios de España y de Estados Unidos, los simpatizantes y los enemigos de la independencia de Cuba. Este ensayo es una aproximación a esa guerra paralela que se libró, en 1898, dentro de la cultura y la política del Porfiriato.
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