Ahora, bien, si la cultura es sinónimo de libertad, según se afirma, hay que tomar conciencia de que la identidad de un grupo, en las sociedades complejas, móviles y pluralistas de hoy. Es imposible que subsista, que crezca sin un esfuerzo colectivo y creador del conjunto de la comunidad. Vivir juntos, exige en la actualidad la adhesión consciente a un proyecto asumido colectivamente. Ninguna cultura puede vivir en el mundo moderno sin esta voluntad común y en nuestra sociedad, en las postrimerías de la modernidad, la cultura del deporte centrado en el fútbol, fue adoptado por el Estado como el eje que debía aglutinar ese sentimiento colectivo.
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