La positividad del otro y el siempre más del amor son los pilares sobre los que Hans Urs von Balthasar construye el último escenario de su Teodramática: la Trinidad. En este escenario trinitario, en el que el amor es el fundamento sobre el que se sostiene la otredad, quedan asumidos la muerte y el dolor, la fealdad y la deformidad. Fundamentada sobre este dinamismo trinitario, la "habitabilidad comunional" es interpretada por la autora como la figura conclusiva del teodrama. Esto supone que el dramatismo de la escisión y desamparo del no-amor puede albergar la esperanza de ser recogido en un amor que asume al otro y lo habita. En esto radica el carácter epocal de esta figura
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