Han pasado un poco más de diez años desde cuando se produjeron los procesos de desintegración de los antiguos Estados federados de Europa Centro-Oriental (Unión Soviética, diciembre de 1991; Yugoslavia, junio 1991 ¿ abril de 1992; y Checoslovaquia, diciembre de 1992). Estos procesos han tenido implicaciones no sólo para Europa y el Occidente, sino también para países como Colombia. De hecho, todo país ha tenido que fijar una posición respecto a los sucesos políticos ocurridos en la región, y en particular determinar su relacionamiento con los nuevos Estados surgidos. Y en efecto, durante este periodo Colombia ha venido reconociendo y estableciendo relaciones diplomáticas con esos nuevos Estados. La gestión diplomática silenciosa, realizada durante estos años, ha sido poco difundida por los medios de comunicación y centros académicos, a pesar de que constituye una de las labores más importantes adelantadas por la Cancillería en relación con Europa Centro-Oriental. Durante este periodo, Colombia reconoció y/o estableció relaciones diplomáticas con un total de 22 nuevos Estados surgidos en la región, el presente texto desarrolla una reflexión sobre cómo se ha adelantado esta gestión, e indaga sobre cuál ha sido la política del país en relación con esos nuevos Estados.
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