En 1936 la Jerarquía Eclesiástica inició una campaña organizada de moralización al cine que se desplegó en todos los países católicos. Se buscó iniciar la vigilancia al cine para contrarrestar los peligros morales que el séptimo arte ocasionaba a los fieles. En Medellín (Colombia) esta campaña fue fortalecida por el gran poder y legitimidad con que contaba la Iglesia Católica en ese momento. Con la difusión de propaganda moral, la creación de la Legión de la Decencia y el Secretariado de Cine y Moralidad, la clasificación de películas y la organización de salas de cine y del cine foro católico se estructuró esta censura en Medellín entre 1936 y 1955.
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