Muchos ejemplos demuestran que las empresas maduras que intentan crear productos totalmente nuevos por sí mismas simplemente van a derrochar su inversión en I+D y acaban erosionando sus verdaderos puntos fuertes: la calidad de servicio, la reputación de marca, el liderazgo en arquitectura, el seguimiento continuo del desarrollo de producto, y la distribución y las ventas mundiales. Este artículo explica como adaptar la estrategia empresarial a los cambios surgidos en el mercado.
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