La comunidad Latina en los Estados Unidos es un pueblo deterritorializado.
Mientras que los chicanos fueron literalmente desposeídos de su tierra natal como consecuencia de la expansión territorial de los Estados Unidos, los puertorriqueños son gente desplazada que aún buscan el lugar al que pertenecen. El Barrio representa una frontera figurativa entre el pasado y el futuro, un espacio transitorio de trasnformaciones internas. Los Barrios en los Estados Unidos vienen siendo fuente de resistencia cultural, funcionando como espacios reterritorializados donde es posible mantener la propia cultura para resistirse a la asimilación.
Al mismo tiempo, los barrios son espacios donde las clases étnicas más bajas están segregadas, con lo cual se mantien su estatus económico y se genera una subcultura de violencia y pobreza. Esta relación ambivalente con el Barrio es especialmente relevante en la mayoría de las narrativas de autores chicanos y puertorriqueños, quienes intentan representar la vida del barrio con toda su complejidad como metáfora de la identidad latina en continuo movimiento.
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