La Conferencia de Stresa de 1958, a pesar de no haber salvado las diferencias entre los seis Estados miembros fundadores de la Comunidad Económica Europea, fue considerada importante en su tiempo. En este artículo se reseñan las principales cuestiones tratadas en tal ocasión y se analiza la evolución posterior de la Política Agraria Común. Se señala que el reto de esa época -la integración de los países europeos occidentales- tiene hoy un paralelo en la apertura a la Europa del Este.
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