Después de la primera guerra mundial, el soldado se convirtió en el arquetipo masculino. En esa época, las ideas de la masculinidad se centraron en la agresión: el hombre nuevo fascista sería el agente de cambio político y social. El golpe militar de 18 de julio sirvió como un llamamiento a los hombres de España para regenerar a su país. Las ideas falangistas de la belleza masculina, la hermandad y la camaradería de las trincheras crearon un nuevo entendimiento de la virilidad en España. Este culto de la virilidad era fundamental en la movilización del bando franquista durante la guerra civil y parecía que la victoria fortaleciera este concepto de la masculinidad. Sin embargo, pronto se abandonaron las sociedades horizontales de la hermandad fascista a favor de las comunidades verticales de la historia y el linaje, tan importante en la tradición carlista. La clave para entender la masculinidad fomentada por el Nuevo Estado durante la posguerra era el paternalismo en vez del fascismo.
After the First World War, the soldier became the masculine archetype. Aggression was intrinsic to contemporary understandings of masculinity: the "new Fascist man" would be the agent of political and social change. The military coup of July 1936 was a call to men to renew Spain. Falangist ideas of male beauty, brotherhood and comradeship in arms created a new understanding of masculinity in Spain. This cult of virility was instrumental to Franco's mobilisation during the civil war and seemed to be reinforced by victory. However, the horizontal communities of fascist brotherhood were soon jettisoned, replaced by the vertical connections of history and family hierarchy, so important in the Carlist tradition. Paternalism, not fascism, was the key to the understanding of masculinity fostered by the New State during the postwar.
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