Si se tiene en cuenta, dentro del relato del paraíso de Gn 2s, el malentendido de la prohibición de Gn 2,17 en 3,2, el relato de Gn 2s revela una clara tendencia teológica. Alejándose de todo tipo de sobrevaloración -protológica o escatológica- de la conditio humana, interpreta la capacidad de distinguir entre el bien y el mal que el hombre recibe y que lo asemeja a Dios, como una consecuencia -si bien ambivalente en sus efectos, no obstante necesaria para la vida- de la así llamada "caída". El relato se sitúa de este modo en una posición diametralmente opuesta a la tradición anterior al mismo, tal como se puede ver de algún modo en Ez 28
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