Durante el tercer trimestre del ejercicio actual, la tasa de variación anual del IPC prosiguió la evolución alcista iniciada a principios y en septiembre se situó en el 2,5 por 100, tres décimas superior a la de junio. En los nueve primeros meses del ejercicio los precios acumularon un crecimiento del 2,3 por 100 y la tasa de inflación superó en 1,1 puntos a la del pasado diciembre. Este incremento se debió, principalmente, a la escalada de los precios de los combustibles y carburantes, derivada del espectacular crecimiento de los precios de los crudos del petróleo en los mercados internacionales y, en menor medida, a los precios de la alimentación.
La presión alcista de los elementos más volátiles, especialmente, los combustibles y carburantes, contrarrestó ampliamente la evolución bajista de los elementos del IPC de comportamiento más estable, los bienes industriales no energéticos y los servicios
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