El estudio de las migraciones interiores es un laboratorio para entender mejor la sociedad española bajo el Franquismo. Un elevado porcentaje de la población se vio implicado en ellas directa o indirectamente. Se iniciaron en la inmediata posguerra y, ya antes de 1950, resultaron mucho más crecidas de lo que suele pensarse. Estas migraciones tuvieron lugar no sólo en unas condiciones de vida miserables sino también en una situación de ilegalidad, de forma similar a las migraciones recientes hacia nuestro país. El régimen intentó frenar estos movimientos migratorios. Sólo desde 1957 pasó a encarar el fenómeno con políticas sociales a través del Ministerio de la Vivienda.
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