Objetivo. Evaluar a los pacientes con hemorragia subaracnoidea (HSA) aneurismática confirmada, en el Hospital de León, durante los años 2001 a 2003.
Material y métodos. El protocolo de tratamiento incluye: traslado rápido al Centro de Referencia, control de la tensión arterial e infusión de nimodipino, arteriografía y tratamiento endovascular en las primeras 72 horas del ingreso. Si no es posible embolizar, cirugía lo más precoz posible. Manejo agresivo antiisquemia y utilización de doppler transcraneal para el diagnóstico y seguimiento del vasoespasmo.
Los 54 pacientes ingresados vivos con el diagnóstico principal de HSA se clasificaron según las escalas de Hunt-Hess y Fisher, al ingreso. El seguimiento se hizo hasta el alta del Hospital; analizando morbilidad (presencia de un déficit neurológico al alta, de cualquier grado, diferente a la parálisis de un par craneal) y la mortalidad. Se consideró estadísticamente significativa una p< 0.05.
Resultados. Durante el periodo de estudio, el 86% de los pacientes que ingresaron con HSA lo hicieron en las 24 horas siguientes al sangrado. Cinco pacientes no fueron tratados por presentar HSA masiva con Hunt- Hess V, de los que fallecieron 4. En los 49 (90,74%) restantes la embolización se llevó a cabo con éxito en 28 (54%) y en 21 (38%) no se pudo realizar por las características del aneurisma; se operaron en las siguientes 72 horas.
Seis pacientes (16,8%) embolizados y 3 (14,2%) operados tuvieron secuelas neurológicas (p>0,05). Fallecieron 3 (14,2%) enfermos con tratamiento endovascular y 4 (19%) quirúrgicos (p>0,05).
La frecuencia de vasoespasmo fue de un 20% y la de resangrado de un 16%.
La estancia en UCI de los pacientes embolizados fue de 6,1 días y la de los pacientes con tratamiento quirúrgico fue de 8,8. (p< 0.0 5). Conclusión. El tratamiento endovascular se puede realizar con éxito en más de la mitad de los pacientes.
Hay relación entre el nivel de conciencia al ingreso y el pronóstico. No encontramos diferencias significativas, desde el punto de vista estadístico, en la morbi-mortalidad entre los pacientes embolizados y los intervenidos quirúrgicamente, pero sí en cuanto a la estancia en UCI (menor en los pacientes tratados por procedimiento endovascular).
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