Cada sociedad ha tenido una relación distinta con el mundo de lo escrito formada por procesos históricos complejos y hetrogéneos. En este artículo, abordo la historia de dos pueblos de México -los nahuas de Tlaxcala y los tzeltales de Chiapas- cuyas trayectorias y experiencias dentro de la formación colonial y nacional ofrecen significativos contrastes. La relación con el mundo de lo escrito se inscribe parcialmente en las instituciones que armaron y aseguraron el dominio y el control durante siglos. En principio, tres dominios institucionales -el eclesiástico, el asministrativo y al educativo- permiten explorar algunas facetas de esta relación. Los dominios en que se desenvolvió la escritura fueron distintos en cada caso. En tlaxcala, tanto antes como después de la prohibición de la escritura oficial del náhuatl, los habitantes privilegiaron el uso de la escritura para la documentación notarial, los litigios coviles y las peticiones a los gobiernos centrales. En la zona tzeltal, los movimientos de resistencia religiosa y política permiotieron la apropiación de la escritura. Las estrategias frente al mundo dominante también fueron distintas, desde aprender a usar las armas jurídicas de los gobernantes hasta defenderse de los abusos legitimados por la documentación oficial y desarrollar medios no escritos de representación. Las prácticas de escritura fueron canalizadas por iglesias y órdenes, gobiernos coloniales y nacionales y escuelas, pero también llevaban el sello de movimientos sociales y resistencias propios de los pueblos. Estas historias desmienten cualquier esquema de evolución lineal de la alfabetización y exigen explicaciones sociales y políticas
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