En el segundo trimestre del ejercicio actual la tasa de variación anual del IPC siguió evolucionando al alza, si bien en los dos últimos meses de ese período descendió respecto a abril. En cualquier caso, la tasa de inflación de junio (2,2 por 100) era ocho décimas mayor que la del pasado diciembre. Este incremento se debió, principalmente, a la escalada de los precios de los combustibles y carburantes, derivada del espectacular crecimiento de los precios de los crudos en los mercados internacionales, y, en menor medida, a los precios de la alimentación. Esta presión alcista de los elementos más volátiles contrarrestó ampliamente la suave evolución bajista de los elementos del IPC de comportamiento más estable, los bienes industriales no energéticos y los servicios.
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