La evolución de la economía brasileña desde la crisis cambial del mes de enero ha sido mucho mejor de lo inicialmente previsto. El éxito en el control de la inflación y en el ajuste presupuestario, el apoyo del FMI y la recuperación de parte de la confianza perdida de los inversores extranjeros, han permitido una rápida reducción de los tipos de interés y un desarrollo favorable de las restantes variables macroeconómicas, con la excepción del paro. El malestar social es un factor a tener en cuenta en el futuro. La política de "metas de inflación" ha sustituido a la antigua "ancla cambial" sobre la que se basó el Plan Real desde 1994. El nuevo Gobierno, que tomó posesión en el pasado mes de julio, deberá encaminar las reformas estructurales pendientes. En la actualidad existen factores suficientes para ser optimistas respecto al futuro de la economía de Brasil, de forma que 1999 sería para este país un "año de transición" entre el año en el que comenzó la recesión (1998) y el de la vuelta al crecimiento (2000).
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados