A su modo, los chistes contribuían en la época franquista a prevenir, más que curar, en los españoles las heridas de una dictadura que, a fuerza de represión y de dejarlos fuera de toda decisión de poder real, precisaba de alguna catarsis más o menos lúdica. Sin intervención posible de la censura oficial, el pueblo no excluía de sus chistes a ningún posible protagonista, y por ellos desfilaban, hablando de sexo o actuando, no solo las gentes corrientes, sino incluso las fuerzas (más) vivas del país, como el ejército.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados