Hoy en día el deseo de la agricultura es presentar un sistema agrario cuyo objetivo fundamental es la obtención de alimentos de la máxima calidad, conservando la fertilidad de la tierra y respetando el medio ambiente. Dentro de este esquema se presentan los productos microbianos por su especificidad, la cual mantiene la diversidad del sistema y de su entorno.
Los microorganismos pueden producir sustancias para estimular el crecimiento vegetal (las giberelinas) e inhibir el crecimiento de otros organismos. Principalmente, el control microbiano en la agricultura se ha usado para controlar la población de insectos, aunque también se conocen para el control de bacterias, hongos, virus, protozoarios, nematodos y malezas.
Las enfermedades en los insectos han sido observadas a través de la historia: ya en el año 2.700 AC, los chinos (Steinhaus, 1956) habían registrado enfermedades en el gusano de seda. Pero es a partir de 1835 que la patología de insectos comienza a ser considerada como ciencia, gracias a los trabajos de Agostino Bassi, quien estudió una enfermedad en el gusano de seda provocada por el hongo Beauveria bassiana.
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