El gran hito energético en 2001 en España ha sido el arranque del mercado mayorista de gas, proceso tardío respecto a otros países de nuestro entorno, La Ley de Hidrocarburos data de 1998 pero la falta, hasta ahora, de desarrollo reglamentario así como la falta de madurez de ciertas condiciones (red en expansión y por tanto escasa maduración de las inversiones, carencia de producción propia, condiciones contractuales bastante inflexibles, etc.) explican dicho retraso.
Aun así, en pocos meses se ha generado una dinámica propia, a pesar de una serie de dificultades (asimetría de riesgos asumibles por vendedores y compradores de gas, escasa capacidad de compra de muchos agentes, riesgo regulatorio, necesidad de promover cautelas relativas a la seguridad de abastecimiento, escasa capacidad de almacenamiento, etc.), de forma que seguramente en poco tiempo ya será imposible reconocer la estructura monopólica de la que se ha partido, así como las tradicionales formas de comprar y vender el gas, aunque en el caso español hay que considerar que cerca del 90 % del precio (el correspondiente al coste de la materia prima) que pagan los grandes consumidores industriales, que son los que de momento pueden acceder al mercado, se forma fuera de España.
Unas nuevas prácticas comerciales (mecanismos de mercado) y una nueva regulación no se consolidan de la noche a la mañana, por lo que si bien este mercado ha arrancado, todavía carecemos de perspectiva temporal suficiente como para poder emitir un juicio definitivo respecto a sus resultados competitivos
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