El proceso de liberalización de los mercados eléctricos comenzó hace ya seis años. Como está ocurriendo en Europa, en general, con las industrias con redes de distribución y transporte con características de monopolio natural, el proceso está siendo especialmente lento. Esta lentitud genera una incertidumbre que dificulta los procesos de inversión tanto en las industrias consumidoras intensivas en energía eléctrica, como en las propias empresas de generación. El último año, en España, lejos de reducir estas incertidumbres las ha mantenido, cuando no incrementado. La escasa credibilidad de los precios del mercado mayorista, la consolidación de la estructura del sector, tanto vertical como horizontal y la práctica inexistencia de posibilidades reales de elección por parte de los consumidores, configuran una situación poco esperanzadora. No obstante, los acuerdos con los gobiernos francés y portugués, así como el crecimiento en España y Europa del número de operadores potenciales en mercados de energía hace abrigar esperanzas hacia el futuro de una menor incertidumbre o, al menos, de una incertidumbre gestionable
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