Este artículo aborda una dimensión básica para el análisis del concepto de representación política como es el estudio de aquellos dilemas internos producidos por los supuestos teóricos de la tradición liberal. Se analiza la evolución teórica del individuo y del sujeto como elementos fundamentales de la moderna teoría de la representación. Identificamos a la evolución teórica del concepto de individuo en su función normativa y al sujeto en su función gnoseológica como dinámicas que enervan la validación interna de la representación, en la medida que devienen en un tipo de individuo egoísta y distanciado de lo público como esfera de realización y desarrollo. Así, la evolución teórica del sujeto en la modernidad radicalizada, conduce a la atomización de la unidad de la experiencia como supuesto fundamental del sujeto cartesiano, dando paso a los juegos de lenguaje y al despliegue de dispositivos ortopédicos que desmontan o reconstruyen en sucesión dialéctica las fuentes del yo.
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