Partimos de que no hay una enfermedad mental para los terapeutas diferente que para el resto de los seres humanos. Lo que si nos diferencia y de ahí su importancia es la responsabilidad ante las repercusiones que la "enfermedad" que tengamos tienen en el vínculo con los pacientes, que se ponen en juego a través de la contratrasferencia. Esta responsabilidad no es solo ante los pacientes, también ante nosotros mismos, ante los que pueden aprender de nosotros y ante la sociedad. Para solucionar o reparar aquellos conflictos, puntos negros o dificultades que tenemos contamos con dos técnicas facilitadoras: el análisis personal (con ~u dificultad "interminable" para poder valorar un "buen" analizado) y la supervisión de casos. Sobre la Supervisión, un grupo de residentes de psicología y psiquiatría, dentro del contexto hospitalario de la asistencia pública, refieren su experiencia en un grupo de supervisión (desde el modelo analítico-vincular) donde se crea un espacio que permite pasar de la omnipotencia del modelo médico, al modelo analítico donde el terapeuta es también objeto y sujeto de análisis reconociendo su influencia en 10 que ocurre y asumiendo sus límites.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados