Por utilizar una expresión del mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, podríamos decir que el clima en el que se mueve la institución universitaria en este comienzo de siglo es el propio de un ¿tiempo nublado¿. Las luces y las sombras se alternan en un panorama cultural en el que, por una parte, el saber ha llegado a constituir la mercancía más preciada y, por otra, casi nadie parece interesado en investigar la naturaleza íntima de las cosas y ganar verdades firmes acerca de lo real.
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