El autor distingue cuatro escuelas principales. En primer lugar, destaca la escuela fundacional de la divulgación científica: la italo-renacentista, cuyo máximo exponente es Galileo Galilei con su obra cumbre Diálogo. La segunda escuela considerada es la francesa, que vive sus años gloriosos en el siglo XVIII, con autores como Diderot, Fontenelle y Buffon o, ya en el XIX, con Flammarion. En tercer lugar, la escuela germano-prusiana que abarca desde mediados del XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial. Su valor máximo es Einstein, un sensacional escritor y conferenciante. Por último, señala la poderosa escuela anglosajona, que brilla en el XIX con Darwin, un científico que escribía como un divulgador, y da lugar al siglo XX norteamericano: la verdadera explosión cámbrica de la divulgación, con autores como Gamow, Asimov, Sagan o Gould.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados