El artículo versa sobre las teorías de la acción desde la perspectiva de Chris Argyris y Donald Schön, y su aplicación a la práctica y la efectividad profesional. En él se presentan propuestas sobre el rediseño de la educación profesional y se formulan conclusiones y recomendaciones para la aplicación del Modelo II de teorías de la acción a la formación de administradores y a la generación de contextos organizacionales favorables a la efectividad.
El comportamiento deliberado es consecuencia de teorías de la acción. Las de carácter ¿técnico¿ establecen cuáles son las técnicas específicas que el profesional debe usar en las tareas sustantivas de su práctica. Las teorías ¿humanas¿, o interpersonales, determinan cómo el profesional ha de interactuar con sus clientes y otras personas.
Hay una teoría coherente con lo que las personas dicen y afirman creer, y una consecuente con lo que hacen. Existe una ruptura entre cómo los individuos quieren pensar lo que desean hacer (teoría adoptada) y cómo realmente se comportan en la vida real (teoría en uso). La efectividad resultaría de la congruencia entre la teoría en uso y la adoptada.
Hay dos respuestas para superar esa ruptura: el aprendizaje de bucle simple (single-loop learning) y el de bucle doble (double-loop learning). Una persona puede aprender: a adoptar nuevas estrategias de acción, para lograr las variables gobernantes de su conducta (aprendizaje de bucle único), o a cambiar las variables gobernantes en sí mismas (aprendizaje de doble bucle).
El Modelo I (aprendizaje de bucle simple) es la teoría en uso prevaleciente y el Modelo II (aprendizaje de bucle doble) es la alternativa.Este último es el más apropiado para la acción y la formación profesional, ya que reduce las consecuencias negativas del Modelo I y potencia el aprendizaje, el desarrollo y la efectividad.
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