El proceso de la transición demográfica que, en los países occidentales, ha tardado más de un siglo en desarrollarse, en las sociedades árabes se ha realizado en poco menos de una generación. Este cambio radical de mentalidad y de condiciones materiales de existencia de una generación a otra implica transformaciones sociales muy importantes. Dicha transición acentúa las diferencias entre el campo y las ciudades, y hace que estas últimas se parezcan más a las ciudades europeas que a las zonas del interior del país.
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