En este artículo se plantea cómo el desarrollo del Estado de Israel, por circunstancias históricas, demográficas y geográficas, ha seguido un camino diferente del que planteaba inicialmente el sionismo. Israel emerge como una nación mediterránea desde muchos puntos de vista: culturales, urbanísticos, políticos... La mediterraneización del Estado de Israel aparece como un mecanismo para englobar, de un modo respetuoso con las diferencias, las tradiciones que se hallan en conflicto en su seno.
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