Cuando los representantes incumplen sus promesas electorales tratarán de explicar a los ciudadanos por qué lo hacen. Esas justificaciones apelan a un cambio en las condiciones exógenas, aquellas que los políticos no pueden controlar. Los ciudadanos tienen cierta capacidad para ver el grado en que las distintas políticas se ven afectadas por esas condiciones exógenas. Los electores perciben que los gobiernos son menos responsables de la mala marcha de la economía que de la deficiente gestión en educación o carreteras. Cuando los ciudadanos restan responsabilidad mejora la valoración hacia el gobierno y aumenta la probabilidad de que voten al partido en el poder. Algunas políticas, como la del aborto, apenas se ven condicionadas por factores exógenos. Consecuentemente, al no disponer de razones para incumplir, los políticos se ven más sujetos al deseo popular.
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