El coste de financiación tanto de los prestatarios públicos como de los privados se ha visto en los últimos años muy beneficiado por los descensos continuados de los tipos de interés, así como por la disminución también notable de los diferenciales crediticios (spreads). Respecto a los diferenciales crediticios, varios son los factores que los determinan: la valoración sobre el riesgo de crédito de prestatario, la concentración de riesgo de las entidades financieras con un solo prestatario, la oferta y demanda de crédito y, por supuesto, el consumo de recursos propios que la operación represente en el caso en que quien mantiene la posición activa sea una entidad de crédito
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