Este trabajo revisa algunos de los estudios recientes que consideran a los grupos estructurados de autoayuda y apoyo mutuo como entidades proveedoras de servicios. Se analiza la investigación que caracteriza al participante modal de dichos grupos como una mujer de mediana edad, con un nivel socioeconómico y educativo elevado, y alto grado de integración social. Se discute la inadecuación categorial de la distinción entre grupos de autoayuda y apoyo mutuo, en comparación con tipologías más exhaustivas basadas en la teoría organizacional. Por último, se sugiere que la investigación futura tendrá que desarrollar un marco de indagación más sistemático, y ubicarse en el contexto de la teoría del apoyo social
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