A. I. Fernández Martínez, Ricardo Fernández Roblas, J. Esteban, A. Ortiz
Diagnóstico. En el desarrollo de la enfermedad se originan masas compactas, fibrosas, que a menudo pueden ser confundidas con tumores, por lo que es necesario un adecuado diagnóstico. Ante una sospecha clínica de actinomicosis, ésta debería ser confirmada por estudios microbiológicos y anatomopatológicos, determinando la presencia de gránulos de azufre o de bacterias pertenecientes al género Actinomyces en la muestra.
Etiología. Los agentes causantes de la enfermedad son especies pertenecientes al género Actinomyces y la especie Propionibacterium propionicum, pero además, otras especies bacterianas pueden participar como agentes copatógenos en el proceso infeccioso.
Factores predisponentes. En el desarrollo de la enfermedad es fundamental la rotura total o parcial de las barreras mucosas. Cualquier proceso que altere esta barrera defensiva puede dar origen a esta infección. Así, procesos de manipulación dentaria o traumatismo a nivel cervicofacial, cirugía intestinal, y utilización del anticonceptivo DIU en mujeres, son los factores de riesgo más importantes en el desarrollo de la actinomicosis.
Patogenicidad. Las lesiones producidas en la actinomicosis son abscesos muy purulentos en cuyo interior se pueden localizar los denominados gránulos de azufre. Además en el interior se pueden encontrar masas fibróticas y células inflamatorias. Esta masa se puede propagar a tejidos adyacentes a través de trayectos fistulosos, o a través del torrente circulatorio, originando una diseminación de la enfermedad. Las manifestaciones clínicas son muy variadas en función de su localización, siendo las más comunes las infecciones producidas en la zona orocervicofacial, intestinal y pélvica.
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