Los poemas de Valente están en un diálogo continuo con autores de la Antigüedad clásica. A través de él vemos cómo algunos de los "valores universales" de la tradición clásica ocultan formas de ortodoxias que asfixian la libertad del hombre. El enfrentamiento social entre el poder y el individuo lo representan Creonte y los pretendientes de Penélope, por un lado, y Antígona y Ulises, por otro. Valente desciende a las sombras en busca de la verdad que estas ortodoxias han ocultado y desde esta verdad pretende renacer a otra historia, la del origen. Retorno a los limos orgánicos de la sombra, a través de los elementos primordiales (el agua, la tierra, el fuego y el aire). La palabra poética aquí engendrada, ajena a cualquier poder y lógica, tiene sus raíces en lo divino humano, creador de mitos y de una poesía basada en la experiencia
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