Francisco Pino (1910-2002) mantiene en toda su obra una total y consecuente fidelidad al espíritu de la Vanguardia literaria española. Injustamente olvidado de la mayoría de estudios y antologías que estudian esta época, su figura ha empezado a ser reconocida en tiempos muy recientes. Esta Vanguardia literaria, generalmente acotada entre 1918 y 1936, fue una moda pasajera para muchos poetas españoles, que encontraron en el ultraísmo, el creacionismo y el surrealismo un pequeño y efímero cauce de una parte de su expresión. Pero el nonagenario Francisco Pino, recluido en su Pinar de Antequera cercano a Valladolid, se mantuvo fiel a unos principios vanguardistas y a un proceso de creación, cuyos resultados no dejan de sorprendernos.
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