El problema de hiperhidrosis afecta al 0,5% de la población, y puede causar considerable estrés emocional, dificultando en ocasiones la vida personal, laboral y social del paciente, llevándole, por ejemplo, a evitar un acto como dar la mano o quitarse los zapatos en público. Por otra parte, el excesivo sudor puede ocasionar maceración cutánea, acrocianosis, queratoderma e incluso deshidratación.
La forma más frecuente de hiperhidrosis es la idiopática y en el 60% de los casos afecta a palmas y plantas de los pies.
En este artículo presentamos la aplicación del tratamiento con la toxina butolínica tipo A.
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