Juan Villegas Martín, Antonio Mira Toscano
Los constantes peligros a los que estaba sometida la vida en la costa justificaron a lo largo de la historia grandes esfuerzos para su vigilancia y defensa. El mar, que por un lado aportaba la riqueza necesaria, por otro ofrecía el riesgo y la inseguridad. En el interfluvio Piedras-Odiel, como en el resto del litoral andaluz, diversos sistemas de defensa fueron desarrollándose a lo largo del tiempo, desde los simples vigilantes a pie o a caballo, equipados con faroles para corresponderse entre sí, hasta la interesante serie de edificaciones defensivas que jalonaban este litoral. El castillo de San Miguel de Arca de Buey, torres almenaras de Punta Umbría o El Catalán, y otras mucho menos conocidas como las del Terrón o Marijata, configuraron el sistema defensivo que procuró, con modestos resultados, la seguridad de poblaciones como San Miguel, El Rincón de San Antón, El Terrón, Cartaya o Lepe.
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