Diagnóstico. Es fundamental la sospecha clínica. El diagnóstico se puede obtener por el cultivo, que es poco sensible, por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o por pruebas serológicas.
Diagnóstico diferencial. Otras enfermedades febriles asociadas a cefalea y mialgias: malaria, fiebres hemorrágicas víricas, rickettsiosis, gripe, infección por hantavirus, etcétera.
Tratamiento. Las formas leves con doxiciclina, ampicilina o amoxicilina, por vía oral. Las formas graves se tratan con penicilina G, ceftriaxona, ampicilina o eritromicina, por vía intravenosa.
Pronóstico. La tasa de letalidad de la enfermedad de Weil oscila entre un 5% y un 20%. La mayor parte de los enfermos con leptospirosis se recupera por completo.
Prevención. Quimioprofilaxis con doxiciclina, medidas de control de los roedores y medidas de protección en los trabajadores expuestos. No existe aún una vacuna eficaz a largo plazo.
Introducción. La leptospirosis es una zoonosis causada por espiroquetas del género Leptospira.
Taxonomía y microbiología. Las leptospiras son espiroquetas de morfología espiral, muy móviles y de cultivo dificultoso.
Epidemiología. El principal reservorio de leptospiras lo constituyen los roedores y los mamíferos domésticos: excretan las bacterias por la orina y contaminan las aguas estancadas. El ser humano se contagia por contacto con el agua o con los tejidos del animal.
Patogenia. Los mecanismos de virulencia se relacionan con la motilidad. Las leptospiras presentan un efecto citotóxico directo en los tejidos hepático y renal.
Manifestaciones clínicas. Una proporción sustancial de casos son asintomáticos o cursan como un cuadro pseudogripal autolimitado. Existen dos formas clínicas típicas: la leptospirosis anictérica o bifásica (con fiebre, cefalea y mialgias) y la forma fulminante, icterohemorrágica o enfermedad de Weil. Esta última cursa con ictericia, insuficiencia renal aguda y diátesis hemorrágica.
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