Así como fue proverbial el lujo de los criollos americanos, también llamo la atención de los funcionarios públicos y de los viajeros de otras latitudes el marcado contraste entre la pobreza extrema de algunos grupos y el alarde de riqueza de otros. Tales contrastes, que en buena medida se han perpetuado en nuestras sociedades iberoamericanas, responden a cuestiones mas complejas que la frivolidad ocasional de individuos afortunados. En este texto se indaga acerca del fundamento real del desmedido afán de ostentación de los criollos y de su relación con las posibilidades reales a su alcance
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