Año 2050. Los coches no hacen ruido y el humo de sus tubos de escape se ha convertido en vapor de agua. Bajo el capó, en lugar de un motor de combustión, se esconde una pila de combustible, que no se recarga con gasolina ni con gasóleo, sino con hidrógeno. Un escenario similar al descrito se vislumbra en el sector automovilístico para dentro de cincuenta años. El alto poder contaminante del petróleo y sus reservas limitadas están provocando profundos cambios en el modelo energético mundial, obligando a buscar alternativas respetuosas con el medio ambiente que, al mismo tiempo, garanticen el suministro de energía a todo el planeta.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados