En las consultas de los centros de salud, el médico de familia, el pediatra y el personal de enfermería se han encontrado, sobre todo desde finales del s. XIX y en lo que va del s. XXI, con la realidad de tener que atender a una numerosa población compuesta de personas desarraigadas de su comunidad, la mayoría de las veces sin familia cercana, con unas lenguas y culturas diferentes, con un modo distinto de entender la salud y la enfermedad. Este artículo pretende ser una aproximación al análisis de este fenómeno y contribuir a que los profesionales sanitarios puedan entender y mejorar la atención al paciente inmigrante.
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