Después de hacer unas inversiones de 1.500 millones de euros en el ultimo lustro, los exhibidores españoles no solo han visto caer el número de espectadores y la recaudación durante el pasado año, sino que también sufren el abuso de las grandes distribuidoras, la competencia de Ayuntamientos y Diputaciones, la falta de regulación y la cuota del cine europeo, sea o no rentable para ellos. Ante tal situación, han decidido plantarse y emprender un proceso de denuncias.
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