El juego es indudablemente, una de las fuentes de la invención en Quevedo. Es irreprimible la propensión lúdica de su discurso literario, tanto en el enunciado y la enunciación como en la concepción global de la ficción. Pero se trata, sobre todo, en el presente trabajo, de prestar atención a un aspecto de ese juego: el juego con los juegos, precisamente, y en particular con el léxico de los naipes. Es en varias de sus obras donde Quevedo manifiesta ser tahúr; se rastrean huellas de esa afición, que le convierte en un verdadero «tahúr de vocablos» (expresión del propio Quevedo), se ofrecen y comentan citas y se analizan en particular dos episodios del Buscón. Así queda brevemente ilustrado el uso del juego como tema y como motivo en la literatura quevedesca.
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