Este artículo es el resultado de una experiencia propia, la del Síndic de Greuges de una universidad. Se defiende la independencia del cargo respecto de organismos intrauniversitarios, y su aportación a la cultura democrática y a sus ejes de actuación: más justicia que derecho, más humanismo que democracia, más autoridad que poder. Sin desanimarse por el silencio y atrasos en la resolución de los casos.
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