La ciencia ha estado rodeada generalmente de una aureola de misterio. Para poder comprender los conocimientos suministrados por el desarrollo científico, se considera, en general, que hay que ser un iniciado y disponer de una base cultural adecuada. En realidad lo que ocurre es que los científicos explican sus conocimientos sobre la naturaleza mediante un lenguaje que muy pocos pueden comprender. ¿Quién, por tanto, transmite los conocimientos científicos al ciudadano? Esta función actualmente queda cubierta, aunque no resuelta, en gran parte, por los medios de comunicación.
El problema se agudiza si la ciencia es la genética, en la que el campo de experimentación es la vida en general y la propia especie humana en particular. El ser humano teme tanto por su desaparición como por su desvirtuación, y esa pesadilla genera monstruos.
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