La dilatada experiencia acumulada por la escuela de música Maurice Ravel en la iniciación musical, lleva a la conclusión de que los niños solo aprenderán música cuando a la vez les ayudemos a ser personas felices. En este proceso, los niños deben jugar con la música en su propio cuerpo, a través del espacio y en relación con sus compañeros. La causa de que los niños puedan rechazar la formación musical radical en el método, en ocasiones arcaico, pesado y desmotivador con que a veces peligrosamente se imparte.
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