Al preámbulo del coleccionismo de figurillas de bronce, sigue una etapa pionera en la que se reconoce una escultura auténticamente ibérica. La historia se inicia con el descubrimiento del Cerro de los Santos (1860) y está estructurada en cinco apartados: los hechos, los hombres, la difusión de los hallazgos, las ideas y el marco jurídico/institucional, a la búsqueda de las razones que explican el ambiente español y el protagonismo de los investigadores extranjeros. La normativa legal (Ley 7/7/1911) y el talante de arqueólogos como José Ramón Mélida representan el futuro
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