Entre 1564 y 1566 Felipe II trató de imponer los Edictos Tridentinos en los Países Bajos, provocando un enfrentamiento con la nobleza flamenca y la oposición de parte de los Caballeros de la Orden del Toisón de Oro. La llegada del Duque de Alba como jefe de la expedición militar y la creación del Tribunal de los Tumultos para juzgar a los acusados de participar en la revuelta volvió a plantear la cuestión de si los caballeros del Toisón de Oro estaban o no exentos de la jurisdicción ordinaria, lo que conllevaría la absoluta impunidad de los delitos que cometiesen.
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