Las cerámicas grises orientalizantes, producciones típicas de los siglos VII y VI a.C. en el mediodía peninsular, constituyen un claro ejemplo de la materialización de las relaciones entre dos tradiciones culturales diferentes -la fenicia y la indígena del Bronce Final-. Es posible rastrear estas conexiones a través del estudio formal y estilística de estas vajillas. El análisis de las decoraciones bruñidas que se aplicaban sobre estos vasos (escasas pero significativas) nos confirma esas relaciones y orientan nuestras investigaciones sobre el significado histórico que tuvieron las cerámicas grises orientalizantes.
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